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Sistema educativo finlandés
El sistema educativo finlandés es un referente a nivel mundial por el éxito de su alumnado en los test de rendimiento académico estandarizados, especialmente en el test PISA. Es estudiado y analizado desde la universidad como un modelo paradigmático de educación. Entre los factores que se consideran determinantes en su éxito, destacan los siguientes:
La práctica totalidad del sistema educativo es público (desde la educación básica hasta la universidad). El porcentaje de colegios privados y católicos es inferior al 5% del total.
El sistema es gratuito en todas sus facetas: transporte, libros de texto, comedor escolar y todo aquello necesario para la educación del alumno/a.
Las ratios por aula son semejantes a las españolas pero existen recursos humanos y materiales suficientes para las necesidades específicas que cada curso y/o alumno/a puedan demandar.
Existe una sólida comunidad educativa en la que todos/as son conocedores de la importancia de la educación. Los padres y madres tienen gran influencia en el gobierno de los centros y se realizan con asiduidad todo tipo de reuniones, comidas, celebraciones, etc. con el fin de consolidarse como grupo con unos mismos intereses: la prosperidad de sus hijos y de la sociedad.
A nivel político, la educación es una cuestión de estado en la que existe consenso entre los grupos políticos a la hora de legislar, evitando así cualquier posible interpretación partidista de la educación.
El presupuesto invertido en educación es superior a la media de la OCDE (3.9%). Un 6,8% del PIB en 2010, según los datos del Banco Mundial.
Sin embargo, existe una tendencia “obsesiva” a identificar el modelo finlandés como el ideal educativo por antonomasia. No se debe olvidar que cada sistema educativo es fruto de la influencia cultural y social del país en dónde nace. Sería un infantilismo caer en la tentación de querer “transportarlo” a otros contextos sin tener en cuenta estos dos factores fundamentales.
En lo esencial, el sistema finlandés se asemeja bastante al español. Especialmente en la correlación existente entre el aumento del nivel educativo y la directividad de los espacios y los tiempos educativos. A mayor nivel o curso, menor grado de interacción entre los sujetos.