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Homo faber

Del latín, “hombre que fabrica”, es un concepto filosófico acuñado por Hannah Arendt que refiere a la capacidad humana para controlar el entorno a través de herramientas. En La Condición Humana (1958), Arendt establece una división tripartita entre las actividades humanas de labor, trabajo y acción. Si labor se refiere a la actividad que corresponde a los procesos biológicos y necesidades de la existencia humana, el trabajo es la actividad que atiende a la fabricación de un mundo artificial de cosas distinto del dado por naturaleza. La humanidad es de este modo entendida como un Homo Faber que construye muros (tanto físicos como culturales) separando el reino natural del humano y creando un contexto (un “mundo común”) de espacios e instituciones donde la vida humana puede desplegarse. El constructor, el arquitecto, el artesano, el artista y el legislador serían por consiguiente el estereotipo de Homo Faber, pues construyen la esfera pública a través de su actividad creativa.